Infierno helado


En los últimos días hemos podido ver noticias relacionadas con un hecho al que hoy ya no se le da la importancia que realmente tiene. Hace 100 años, el 14 de diciembre de 1911, el noruego Roald Amundsen alcanzaba el polo sur.

Pablo Pinto | Historia

Si tuviésemos que escribir en un papel cual es el lugar más importante donde el hombre ha dejado su huella durante el siglo XX casi todos coincidiríamos en señalar a la Luna. El espacio es un lugar que fascina a la humanidad desde hace miles de años por razones obvias, y el que el ser humano haya llegado a donde llegó constituyó la consecución de un sueño para todos.

Sin embargo, el siglo XX fue testigo de otro punto cumbre en el avance del ser humano por poner el pié donde ningún otro individuo había estado antes. Los polos terrestres suponían una extrema dificultad para su exploración debido a sus adversas condiciones, siendo casi pedazos de tierra sin una gran relevancia geoestratégica en aquellos momentos, y sin nada que ofrecer para su colonización.

En una época en la que todo avanzaba tan deprisa, las expediciones al polo sur empezaban a rondar ya el éxito de alcanzar el polo geográfico y magnético terrestre, por lo que solo era cuestión de tiempo que alguien lo lograse, escribiendo así su nombre en la historia con letras de oro. Roald Amundsen era un experimentado explorador de latitudes polares, tanto en el norte como el sur. A finales del siglo XIX ya había vivido en sus propias carnes la dureza de la Antártida al formar parte de la primera expedición que pasó el invierno allí. Embarcado en el “Bélgica” como primer oficial, las duras condiciones a las que tuvieron que hacer frente le sirvieron de aprendizaje.

Hacia 1903, Amundsen llevaría a cabo una expedición que a la postre resultaría determinante para su logro posterior en el Polo Sur. El Paso del Noroeste teóricamente podría unir Asia con América, aunque ningún navío había logrado atravesarlo completo. Entre 1903 y 1906 la expedición comandada por el noruego lograba abrirse camino por las gélidas aguas a bordo del “Gjøa”, navío equipado con velas y motor. Durante los dos inviernos que pasaron allí, además de recoger importantes datos científicos, Amundsen pudo comprobar in situ las costumbres y hábitos de la población esquimal. Sus ropas, sus formas de transporte en condiciones tan adversas, su alimentación, y las soluciones prácticas a los habituales problemas que podían darse en tales circunstancias. De esta forma, el noruego acumulaba cada vez más datos con los que poder afrontar mejor futuras expediciones.

Con la información y experiencia acumulada, Amundsen decidió que era el momento de lograr un hecho más importante todavía, alcanzar antes que nadie el Polo Norte magnético. Sin embargo, sus ilusiones se vieron quebradas al conocerse la noticia de que Robert Peary y Fredrick Cook habían logrado la hazaña. Así, antes de iniciar su aventura esta ya había fracasado. Sin embargo, lejos de darse por vencido centró su interés en el territorio antártico donde ya había estado antes. Conocedor de que las expediciones cada vez se acercaban más a su objetivo, Amundsen decidió embarcarse en una carrera a contra-reloj en la que el británico Scott le llevaba la delantera.

Robert Falcon Scott se disponía a intentar la hazaña de alcanzar el Polo Sur, en una expedición en la que no contaba con competencia. De hecho, Amundsen lograba partir a bordo del navío Fram bajo el pretexto de alcanzar el Polo Norte, y solo posteriormente advertiría su tripulación y al propio Scott, al que le enviaría un telegrama desde Madeira, de que su verdadero plan era la conquista del Polo sur.

A partir de ese momento los hechos se precipitaron. Ambas expediciones iniciaron una carrera deseperada por ser la primera en alcanzar la meta. El británico estaba a cargo de una expedición con una meta principal de alcanzar el Polo condicionada por unos objetivos de recolección de datos científicos. El noruego estaba ante un único objetivo de llegar a la meta en primer lugar.

Ya en la Antártida, Amundsen dio muestras de haber tomado buena nota de lo aprendido de los esquimales y de sus anteriores expediciones. El uso de perros en elevado número para el tiro de las provisiones y el equipo, la rapidez en la marcha, la dieta rica en grasas capaces de proporcionar material suficiente a su organismo para soportar las duras jornadas de travesía y las frías temperaturas. Además, el noruego había previsto una ruta alternativa a la prevista por los británicos, que pretendían seguir la usada por Shackleton años atrás. Esto sería determinante, ya que la ruta seguida por Scott se enfrentaría a unas condiciones climáticas mucho más adversas, capaces de retrasar enormemente su marcha.

En su viaje relámpago, la expedición noruega, compuesta de solo cinco hombres –con el consiguiente ahorro de peso en provisiones y equipo para los perros de tiro- logró alcanzar su meta el 14 de diciembre de 1911, dejando la bandera noruega y una nota para Scott. Había logrado su objetivo, su nombre quedaría para siempre en la historia como la primera persona en pisar aquel lugar. El 25 de enero llegaban al campamento base culminando la gesta.

Por su parte, sus rivales en la carrera no tendrían la misma suerte. Sin los conocimientos técnicos que poseía el noruego, y con unas condiciones mucho peores, los ingleses llegaron al punto donde Amundsen había mandado plantar la bandera con 35 días de diferencia. El viaje de regreso ya no lo soportarían. Peor preparados y equipados, los británicos acabaron sucumbiendo, y poco a poco fueron cediendo a las inclemencias vividas. Sus cuerpos erían encontrados por otra expedición el 12 de noviembre de 1912. Detrás de ellos dejaban lo que Amundsen no había hecho, una inmensa cantidad de material científico –muestras geológicas y una constante recogida de datos técnicos hasta sus últimos momentos-.

Posteriormente el explorador noruego aun tendría tiempo de sobrevolar el Oceano Ártico en hidroavión en una nueva gesta en 1925. Poco después sobrevolaba el Polo Norte en dirigible, por lugares por donde nunca antes se había pasado. Finalmente, en 1928 el aventurero noruego perecía en aguas del Mar de Norte mientras sobrevolaba la zona en busca de la expedición del italiano Umberto Nobile.

La historia del Polo Sur siempre irá ligada al nombre de Roald Amunsend y Robert Scott. La base norteamericana permanente establecida allí fue bautizada como Amundsen-Scott en honor a los dos grandes aventureros, y que hasta la llegada del hombre a la luna habían llevado a cabo uno de los retos más difíciles para el ser humano.

2 Responses to Infierno helado

  1. Nathaniel W. Sommer says:

    Es curioso, como en la busqueda del paso Noroeste, John Franklin cometio el mismo error que Scott, negandose a vestir pieles y a comer carne cruda para prevenir el escorbuto, porque lo consideraba indigno de un caballero (y desoyendo los consejos de Peary). Asi, llevo a la muerte a cerca de doscientos hombres en una de las espediciones mas tragicas en la exploracion humana.

    Mientras Admunsen, un noruego poco ortodoxo, se preparaba para su expedicion acostumbrando su cuerpo al frio en Noruega y fortaleciendo su cuerpo…

    Pocas gestas han sido tran tragicas o tan heroicas, tan absurdas o tan fiel reflejo de del hombre como aquellas que tuvieron lugar durante la exploracion de los polos.

    Un apunte, en 2008, por primera vez en la historia, el hielo se retiro en el paso noroeste, ahora es una ruta navegable donde uno puede encontrar un pasage como turista de crucero.

    • Pablo says:

      Está claro que Amundsen estaba mejor preparado, pero es que mentalmente era mucho más fuerte. Lo que dices de la carne cruda es así, pero es que incluso había dejado claro que no usaría perros para tirar del trineo porque no soportaba la idea de ir sacrificando para alimentar a los otros perros o a los propios expedicionarios, si era necesario. Lo del turismo por el paso del Noroeste desde luego conmigo que no cuenten,jeje. Pero bueno, si cada vez hay más demanda para orbitar la tierra, o incluso ir un poco más allá, que podemos esperar.

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